La relación que tenemos con nuestros padres marca nuestra vida en muchos sentidos y, en ocasiones, no somos conscientes de ello. Desde cómo nos relacionamos con nosotros mismos hasta las amistades que tenemos y las parejas que elegimos.
De hecho, un nuevo estudio señala que el estilo de apego que establecemos con nuestros padres también está vinculado a nuestro deseo de tener hijos o no tenerlos. Según un estudio reciente, las personas con tendencias de apego evitativas tienden a elegir no tener hijos.
Te lo contamos todo sobre el estudio en este artículo. Hablamos sobre apego evitativo, así como la relación entre este y la decisión de no tener hijos. También explicamos cuáles son las tendencias de los otros estilos de apego y qué puede implicar todo esto a nivel social.
El apego evitativo
El concepto apego hace referencia al vínculo primario que se establece entre un bebé y sus cuidadores principales en los primeros meses y años de vida. Se hace la distinción entre apego seguro e inseguro y dentro de este último se encuentran tres subtipos: evitativo, ansioso y desorganizado. Según la teoría del apego, este va a impactar en la forma de relacionarnos con el entorno, con las personas y con nosotros mismos.
Cada individuo acaba desarrollando un estilo de apego u otro en función de las respuestas que los cuidadores han dado a sus necesidades en la infancia temprana. En el caso del apego evitativo, las criaturas han tenido padres y madres distantes y poco disponibles emocionalmente. Esto quiere decir que, con elevada frecuencia, sus emociones eran ignoradas, minimizadas o se respondían con frialdad.
Esto se traduce como dificultades para conectar y expresar las emociones en la edad adulta. Además, también suelen tener problemas para establecer vínculos profundos puesto que suelen desconfiar de las personas en momentos de necesidad emocional. Es habitual que sientan incomodidad ante la cercanía personal y que valoren en exceso la autosuficiencia.
¿Cuál es la relación entre el apego evitativo y la decisión de no tener hijos?
Es importante tener en cuenta que este tipo de apego no implica el deseo de no conectar con otras personas. Lo que sucede es que —consciente o inconscientemente— existe un fuerte miedo a la vulnerabilidad que supone la intimidad a nivel emocional. Esto impacta en las relaciones de pareja, pero también en la crianza puesto que supone una entrega emocional constante.
En el estudio publicado recientemente en la revista Personality and Social Psychology Bulletin se ha descubierto que las personas con tendencias más distanciantes en cuanto al apego suelen decidir tener una vida sin hijos. La explicación es sencilla: la crianza suele verse como una pérdida de autonomía e identidad.
Es importante tener en cuenta que en el estudio se observó que la relación significativa se mostraba entre el apego establecido con los progenitores y no con la pareja. Es decir, el apego a las parejas románticas no se relacionó con una mayor probabilidad de no tener hijos, mientras que el apego evitativo con los padres sí.
Los estudios señalaban que las personas con apego evitativo consideraban que la crianza, además de limitar su desarrollo y libertad personal, podría suponerles una sobrecarga emocional. Parece ser que la crianza es percibida como una fuente de estrés, vulnerabilidad y renuncia.
Recordemos que las experiencias vividas en la infancia dejan una huella considerable y tiñen la forma en que nos relacionamos con nosotros mismos y con el entorno. Por ello, al no haber tenido modelos validantes y afectuosos, es posible que la crianza se perciba como una experiencia compleja y aparezca el miedo a repetir el patrón.
¿Y qué sucede con los otros tipos de apego?
El estudio mencionado previamente no analizaba únicamente el estilo de apego evitativo, sino que investigaron, en general, cómo afecta el apego, la forma de vincular, en la decisión de tener, o no, hijos. La muestra analizada fue realmente amplia e incluía a personas de todo el mundo. Los resultados son interesantes.
Por un lado, se observó que las personas con estilo de apego ansioso —que se caracteriza por una elevada necesidad de cercanía y contacto, junto con miedo al rechazo y al abandono— mostraban una tendencia menor a elegir una vida sin tener descendencia.
Teniendo en cuenta las características y necesidades de estas personas, la crianza podría suponer una oportunidad de conexión y validación emocional. Esto puede tener implicaciones en muchos sentidos que deben considerarse cuidadosamente.
Aunque en este estudio no se hace especial mención sobre los estilos de apego seguro ni desorganizado, si se analiza, por ejemplo, la relación con las amistades. En este sentido, se señala que la inseguridad vivida con amigos/as también puede influir directamente, aunque con menor peso que la relación con los padres, en la decisión de tener hijos o no.
Implicaciones de estos resultados a nivel social
Los resultados que comparten estos autores aportan información interesante en diversas áreas. Por ejemplo, es importante comprender esta relación para poder mostrar posturas más comprensivas con las decisiones que cada persona tome.
Además, disponer de estos datos puede fomentar la curiosidad y el autoconocimiento para tomar decisiones más informadas. Es igual de válido decidir tener hijos que no tenerlos, lo importante es reflexionar para saber qué nos lleva a tomar esa decisión.
Por otro lado, también puede aportar mucho a nivel social para concienciar a las personas sobre la importancia de la crianza y los vínculos que se establecen tanto en los primeros años de vida como posteriormente. Recordemos que, aunque el apego establecido con los padres es crucial, las amistades que formamos con el tiempo también son un factor importante.


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