¿Por qué la modificación corporal es tan común entre distintas culturas?

Un breve viaje por el bodymod o la modificación voluntaria del cuerpo.

Por qué modificación corporal es tan común
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La palabra bodymod proviene del inglés body (‘cuerpo’) y mod (abreviatura de modification, ‘modificación’). Es decir, su significado hace referencia a la modificación del cuerpo humano de forma artificial y a través de cualquier medio: perforaciones, tatuajes, maquillaje, cirugías…

Tenemos testimonios suficientes que afirman que el bodymod es casi tan antiguo como el ser humano. Ötzi, la momia del Neolítico hallada en los Alpes austríacos, mostraba nada menos que 61 tatuajes en su cuerpo, cuyo aspecto geométrico apuntaba a una identificación con el clan o, incluso, con su propio estatus dentro de este.

Así pues, cabe preguntarnos: ¿por qué el ser humano lleva tantos milenios modificándose el cuerpo? ¿Cuál es el motivo de esta práctica que, además, muy a menudo implica dolor físico? ¿Qué hace que queramos someternos a semejante sufrimiento, cuando estamos programados genéticamente para huir del dolor?

A continuación, realizamos un breve viaje por el denominado bodymod, la modificación voluntaria del cuerpo, y analizamos por qué este hecho es tan común entre distintas culturas.

El bodymod o modificación corporal voluntaria: de Ötzi a la actualidad

En septiembre de 1991 se descubrió en los Alpes austríacos, protegida por un glaciar, la momia de un hombre que vivió en el Neolítico, hace más de 5.000 años. El cuerpo se había conservado gracias a su sepulcro de hielo, por lo que el efecto había sido parecido al de una momificación artificial. La piel del individuo, que los investigadores llamaron Ötzi por el lugar donde se realizó el hallazgo (los Alpes de Ötztal), se había preservado casi intacta y, con ella, los más de 60 tatuajes que lucía el enigmático personaje prehistórico.

En efecto, casi toda la superficie corporal de Ötzi estaba cubierta por dibujos geométricos de tipo tribal que, probablemente, hacían referencia a su vinculación con una tribu o incluso a su estatus dentro de esta. Los descubridores pudieron ver, además de geometrías y líneas paralelas, un par de cruces (cada una en una pierna). Los tatuajes fueron ejecutados con una técnica antiquísima: el corte de la piel y la adición de carbón.

El descubrimiento de Ötzi, la ‘momia del hielo’, corroboraba la idea de que el bodymod o modificación corporal (y, en especial, el tatuaje) surgió prácticamente a la par que el ser humano, con la intención de marcar la pertenencia a un clan, a un linaje o a un estatus social.

¿Por qué Ötzi estaba tatuado? ¿Qué significaban, para él y para los suyos, los dibujos geométricos que le surcaban la piel? ¿Qué significados esconden en general los tatuajes y las otras modificaciones corporales? ¿Por qué los hombres y las mujeres han realizado, a lo largo de la historia, prácticas dolorosas para cambiar su aspecto? ¿Siguen teniendo en nuestra época el mismo significado?

Un signo identitario y de pertenencia

A pesar de que no podemos estar seguros de lo que significaban los tatuajes que Ötzi llevaba en su piel, es bastante posible que fueran elementos que, visualmente, lo vinculaban con su clan o con su linaje. Debemos pensar que, en el Neolítico, los grupos humanos empezaban a asentarse y, sin duda, vivían conflictos por la explotación del terreno. En este contexto era importantísimo reconocer a los tuyos.

El bodymod como elemento identitario es algo muy común en las culturas tribales (incluso hoy en día), pues permite preservar su identidad social y, a veces, también el estatus del individuo dentro del grupo. Porque el vínculo identitario no solo atañe a la comunidad (la idea de: yo pertenezco a este clan), sino que también deja claras las jerarquías dentro de este mismo grupo.

Un chamán, personaje con poderes especiales, posiblemente ostentará signos diferenciadores que lo distingan del resto. Se trata de un elemento de identificación visual que aliena a la persona de la masa. En otras palabras, es una llamada de atención: yo estoy aquí, yo soy esto.

Aunque parezca que este concepto es algo exclusivo de las culturas ‘primitivas’, esto no es así. Muchas de las llamadas tribus urbanas de la modernidad han utilizado también esta idea identitaria que otorga el bodymod para manifestarse. La modificación corporal ha servido, pues, para crear la identidad del grupo y separarlo de la masa social. Es el caso, por ejemplo, del movimiento hippie de la década de 1970 o la corriente punk de finales de los 80.

Expresión religiosa

Además de la expresión identitaria de un grupo o de un individuo que, por lo que sea, desea destacar por encima de los demás miembros, existe también un motivo trascendental para la modificación corporal: la expresión religiosa.

En muchas ocasiones, el tatuaje, el piercing o cualquier otro bodymod está estrechamente relacionado con rituales de iniciación. Por ejemplo, y tal como manifiesta Paula Varela Fernández en su tesis La modificación corporal: una mirada antropológica (ver bibliografía), muchos pueblos africanos utilizan el piercing para marcar el paso ritual de la niñez a la vida adulta. También se registran diversos casos de pueblos que utilizan las perforaciones para ‘cerrar’, de forma simbólica, el cuerpo e impedir la entrada de espíritus malignos.

En este sentido, en muchas culturas es precisamente el dolor de la perforación de la carne lo que testa la capacidad del individuo para convertirse en adulto. Es decir, si la persona tolera el dolor que produce el corte de la piel y de la carne, está preparada para acceder al mundo adulto.

Una simple cuestión de estética

Por otro lado, no debemos olvidar que existe también un motivo estético para el bodymod. No solo en el ámbito de la modificación corporal, digamos, extrema, sino también en aspectos aparentemente menos ‘destacables’ como el maquillaje, el peinado o la decoración de las uñas, por ejemplo, que no dejan de ser otra manifestación de bodymod.

Desde la antigüedad, hombres y mujeres se han valido de los cambios corporales para embellecerse, de acuerdo, por supuesto, con los cánones de belleza de la época y de la cultura en cuestión. Bastante a menudo, la modificación del cuerpo obedece simplemente al reflejo de lo que un grupo considera bello o agradable, muy frecuentemente relacionado, además, con el noviazgo, el matrimonio y la reproducción.

Algunas de estas prácticas son inofensivas para el cuerpo y no representan ningún peligro para la salud, pero otras modificaciones estéticas son un claro perjuicio para quien las sufre. Por ejemplo, es sabido cómo en la antigua China se vendaban los pies a las niñas, con el objetivo de que estos no crecieran de forma natural y quedaran atrofiados. Este tipo de pie, tan pequeño que incapacitaba a la mujer para caminar normalmente, era considerado un canon de belleza indispensable, y la mujer que no tuviera este pie pequeño tenía grandes dificultades para encontrar esposo.

Y… Occidente se inspiró en Oriente

A pesar de que los antiguos pueblos europeos sí que realizaban prácticas de bodymod, la cultura occidental propiamente dicha (es decir, la que aparece a partir de la modernidad) es tradicionalmente contraria a las modificaciones corporales, o, al menos, a las modificaciones extremas.

Más aún; en muchas ocasiones, y en general, el cristianismo ha visto con malos ojos el tema de la modificación corporal, puesto que, en tanto que el cuerpo es ‘templo del Dios’ y ‘sede del alma’ y, además, ha sido creado a imagen y semejanza de la divinidad, no puede ser de ninguna manera modificado de forma artificial.

Sin embargo, a partir del siglo XVIII, cuando las rutas comerciales transoceánicas empezaron a ser recurrentes y los marineros se toparon cada vez con mayor frecuencia con otras culturas, apareció el gusto por el tatuaje y el piercing en Occidente. El encuentro con las poblaciones de otros continentes, en especial las de Oceanía y América, sentó las bases para el inicio del consumo del bodymod en las comunidades occidentales que, durante siglos, habían sido reacias a ello.

El primer taller de tatuajes conocido en Occidente fue un local de Nueva York, que abrió sus puertas en 1840. En una fecha tan temprana, quienes acudían a tatuarse eran personas de los ‘bajos fondos’ o pertenecientes a grupos marginados, como obreros, reclusos, prostitutas o marineros.

La sociedad normalizada seguía viendo el tatuaje y el piercing como algo indigno, por lo que el bodymod pasó a ser, para estos grupos marginales, un vehículo de transgresión y de protesta. De nuevo, una llamada de atención, una forma de identificación con un grupo del que estaban orgullosos: el de los rechazados y los fuera de la ley.

Protestar con el cuerpo

De este modo, el bodymod pasó a ser también una forma para expresar descontento, indignación o cualquier otro sentimiento que no fuera aceptado por la sociedad normalizada. Y, por supuesto, el tatuaje y el piercing pasaron a ser tachados de decadentes y relacionados con gente de baja estofa por los estratos sociales no marginalizados.

A partir de la década de 1920, el tatuaje empezó a ganar fuerza como una forma de contracultura. Y no solo los hombres lo usaban para protestar o reivindicar su pertenencia a un grupo; también las mujeres se sumaron a la cada vez más creciente moda del bodymod.

Es conocido el ejemplo de Maud Wagner (1877-1961), la primera mujer tatuadora de la que se tiene constancia. Maud era artista de circo; en 1904 conoció al marinero Gus Wagner, que portaba nada menos que 300 tatuajes. Maud se interesó vivamente por el bodymod, hasta el punto de que aprendió a tatuar y ella misma llegó a ostentar centenares de tatuajes.

En el mundo occidental de principios del siglo XX se había empezado a dar la vuelta al concepto religioso del cuerpo como templo inmaculado: la piel era ya el vehículo de expresión de diferentes ideologías, culturas e identidades (e incluso de protestas), tal y como llevaban haciendo los pueblos de otros continentes durante milenios. Sin embargo ¿poseía el mismo significado?

Un tatuaje, diversas perspectivas

No, evidentemente no era lo mismo. Porque, así como los nativos que se habían topado con los marinos occidentales en el siglo XVIII utilizaban la modificación corporal como expresión de la identidad tribal, individual o como parte de un ritual religioso, no era este el caso de los que se modificaron el cuerpo en Occidente.

Es interesante destacar en este punto el concepto de lo “exótico”, una idea que en los albores de la época contemporánea hacía furor, fruto de la ‘superioridad’ con que Occidente veía al resto del mundo. Como bien dice Paula Varela Fernández en su obra ya citada: "no hay nada exótico per se, sino que su exotismo deviene de la mirada que lo exotiza”.

El mundo occidental adoraba lo “exótico” porque lo veía como algo intrigante, casi divertido. Las casas pudientes se llenaban de las llamadas chinoiseries (imitación del arte originario de China), así como de modas inspiradas en los harenes turcos y en las lejanas tierras de la India. En semejante contexto, no es de extrañar que la modificación corporal, presente en muchos pueblos, hiciera mella en la conservadora sociedad occidental.

Así, el tatuaje pasó a ser, además de vehículo de expresión del descontento de un sector poblacional marginado, una ‘moda exótica’. De hecho, ahora más que nunca, la modificación corporal va más allá de ser una expresión de identidad (o, al menos, tal y como la entendían los pueblos primitivos), y se ha convertido en una moda arrolladora que cada vez posee más ‘adeptos’.

Conclusiones

Ötzi, la momia neolítica hallada en un glaciar de los Alpes es, probablemente, el testimonio más antiguo del denominado bodymod o modificación corporal. Sus más de 60 tatuajes son un reflejo de la importancia que tiene el cambio artificial del cuerpo humano desde hace milenios.

¿Por qué modificamos nuestro cuerpo? Según los antropólogos, sociólogos e historiadores, existen diversos motivos, entre los que podemos destacar:

  • Una intención identitaria, ya sea de grupo o individual;
  • Una expresión religiosa, generalmente ligada a rituales de iniciación o de paso;
  • Una simple cuestión estética, es decir, adaptarse a lo que el grupo considera atrayente y bello (vinculado, por supuesto, a la sexualidad y la reproducción);
  • Por último, y en el caso de Occidente, un medio de protesta, surgido generalmente entre los grupos marginales.

En definitiva, la modificación corporal es muy antigua y entraña múltiples y diversos significados. Cada cultura tiene sus propias ideas al respecto; sin embargo, hoy en día (o, al menos, en el mundo occidental) prevalece la expresión estética, muy relacionada con la moda del bodymod, que vive un auténtico auge.

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  • LÓPEZ VERGARA, R. (2007), Cuerpos Transgresores/Cuerpos transgredidos. Carne y memoria marcadas. Los jóvenes y sus prácticas de modificación corporal, Universidad de Concepción
  • MICIELI, C. (2007), El cuerpo como construcción cultural, en Aisthesis, núm. 42, Pontificia Universidad Católica de Chile
  • SALA, A., Los tatuajes de Ötzi, la momia del hielo, unos de los más antiguos del mundo, en https://historia.nationalgeographic.com.es/, 20 de septiembre de 2022
  • VARELA FERNÁNDEZ, P. (2019), La modificación corporal: una mirada antropológica, Universidade da Coruña

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Sonia Ruz Comas. (2025, mayo 8). ¿Por qué la modificación corporal es tan común entre distintas culturas?. Portal Psicología y Mente. https://psicologiaymente.com/cultura/por-que-la-modificacion-corporal-es-tan-comun-entre-distintas-culturas

Periodista

Licenciada en Humanidades y Periodismo por la Universitat Internacional de Catalunya y estudiante de especialización en Cultura e Historia Medieval. Autora de numerosos relatos cortos, artículos sobre historia y arte y de una novela histórica.

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